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Acaba de llover y son imborrables aquellas vueltas en la cama que dabas y esas sonrisas que dejabas, los ojos hablaban por si solos, las manos hacían ademanes y los párpados lucían cansado pero felices, luego de cerrar los ojos llegaba el ocaso y luego de besarte todo parecía amanecer. Te sentaste justo donde había arrancado el sueño, te acaricie en la mejilla y vos me llevabas el pelo de un lado al otro, es que quiere bailar en tus manos. Cinco minutos, por cinco minutos perduro un silencio, nos hizo llegar hacía el otro, dos amantes contemplándose de cerca, y cientos de palabras ausente aguardando por un beso que daría fin al silencio. Pero hoy que lo recuerdo no puedo elegir entre tus labios mudos o sobre los míos, llegue al tramo en el cual solo me basta un verbo además del amarte para quererte conmigo. Es que si giras, miras, hablas, fumas, lees o me haces reír ya lo haces todo y para vos es nada, si me besas me abrazas me acaricias, sos parte integra de mi ser, y quiero que seas y estés, quiero estar si te miro fijo no te quiero lejos ni un segundo porque me asfixia la inmensidad, porque el vacío se hace inmenso si te vas, y no deseo vivir así un día mas. El estar se convierte en ese verbo que uso para hablar, para decir que te amo desde, cuando como, y donde nos fuimos a encontrar, desde esos segundo de silencio y mirada y un ¿qué hicimos? para largar risas y volvernos a besar, a sentir que con vos quiero estar no importa, donde, cuando y como simplemente amarte y estar